En Argentina, desde 1995, productores de ovinos campesinos de Los menucos, se aventuraron en la crianza de guanacos en las Tierras de la Patagonia, experimentando una oportunidad increible de negocio en la fibra de ese animal, la que comparándola con la rentabilidad de la oveja o la de la cabra, era diez veces más alta.
Las palabras del especialista inglés en fibras finas James Sales, quien afirmó en uno de sus viajes a la Argentina -en 1996- que “la fibra de guanaco es el oro de la Patagonia”., fueron casi premonitoras de lo que ya se venía en Argentina.
Así, en Río Negro suman nueve los productores que trabajan en forma ordenada y están reconocidos por la Dirección de Fauna Silvestre. Algunos tienen manadas de entre 10 y 30 guanacos y otros, incluyendo los criados en semicautiverio y silvestres, suman más de 700.
Encontrándose la mayoría de los “crianceros” en la zona comprendida entre La Esperanza, Los Menucos y Sierra Colorada, lugar donde existe la mayor población de camélidos, aunque hay productores que se están iniciando en la actividad en la zona de Jacobacci.
Pero no todo fue color de rosa, también allá tuvieron problemas de mal manejo del guanaco, encontrándose en riesgo su subsistencia, por lo cual dicho país estuvo imposibilitado de exportar fibra de guanaco a la Comunidad Eurpoea y Estados Unidos.
Sin embargo, en abril de 1999 la Dirección de Fauna Silvestre de la Nación y la Convención para el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de la Flora y Fauna Silvestre (CITES) aprobaron el proyecto presentado oportunamente por los productores de la Región Sur rionegrina para el manejo y uso sustentable de esta especie. Esto permitió que se ofertara públicamente la fibra de estos animales. Se sabe, que en 1999 los productores se asociaron y lograron vender unos 144 kilos a 111 dólares por kilo. En el 2000 se vendieron en forma independiente 350 kilos a un precio similar y en el 2002, más de 500 kilos se pagaron a 150 dólares el kilo.Para el 2003 se proyectaba una producción de fibra por encima de los 1.300 kilos, teniendo como destino principales, dos firmas inglesas Leers y Schanider.
Esta historia es muy parecida a la experiencia de la vicuña en Perú, la diferencia está en que los campesinos argentinos ya se organizaron empresarialmente y aunque con menor producción están dispuestos a ingresar al mercado internacional para asi poder legalmente comercializar la fibra de la vicuña.
En el Perú los datos censales nos indican que teníamos 67,821 vicuñas en 1994; de 103,161 en 1997; y 118,678 en el 2000, es decir que tenemos proyeccion positiva en el futuro, lo cual es importante económicamente y nos permite pensar ya en exportar fibra de vicuña, o aún mejor en exportar prendas de vestir.
Esperamos respuestas de Conacs, Ministerio de Agricultura, Prompex y del propio Ministerio del Ambiente para que tomen cartas en el asunto, y se promueva de manera eficaz no solo la conservación de la especie, sino fundamentalmente su uso racional para un desarrollo sostenible de las comunidades altoandinas que redunde en el mejoramiento de su calidad de vida.
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